Hacienda ha acelerado las devoluciones de la campaña de la renta. A mediados de mayo, la Agencia Tributaria había devuelto ya 1.839 millones de euros a 2.951.000 contribuyentes, de forma que más del 70% de los declarantes que han solicitado la devolución, ya la han recibido. Esto supone un incremento del 0,17% respecto a las mismas fechas del año anterior, mientras que el importe de las devoluciones experimenta un crecimiento del 7,5% frente al año pasado.
Los contribuyentes más madrugadores ya tendrán el dinero ingresado en su cuenta bancaria y, en algunos casos, estarán pensando cómo sacarle el máximo partido. Proponemos tres opciones.
Abrir un depósito: destinar ese dinero al ahorro de cara a las vacaciones o a la cuesta de septiembre o simplemente para tener un colchón en caso de necesidad es una buena opción. Si decidimos por esta vía la mejor forma de rentabilizar los ahorros es abrir un depósito. La banca online ha apostado por depósitos a corto plazo, tres meses, con rentabilidades cercanas al 2% y sin importe mínimo y esta sería nuestra principal apuesta. Sin necesidad de adquirir una mayor vinculación con el banco podemos abrir el Depósito Self, a tres meses, con una rentabilidad del 3%. ING comercializa otro a dos meses con una rentabilidad del 1,50%, mientras que la Cuenta Coinc de Bankinter remunera con 0,80% de manera indefinida.
Si apostamos a más largo plazo las opciones sin vinculación se reducen a importes mínimos más amplios. Como el depósito Crédit Agricole a dos años con una rentabilidad del 1,70% y un mínimo de 5.000 euros o el Depósito Facto, de Banca Farmafactoring a un año al 1,50% con un importe de 10.000 euros.
Amortizar hipoteca: otro clásicos entre los contribuyentes que les sale a devolver la declaración de la renta. Si firmó un crédito destinado a la adquisición de vivienda antes del 31 de diciembre de 2013 tiene derecho a esta deducción de un 15% sobre un máximo de 9.040 euros. Así que es una opción para una mayor devolución el siguiente año.
Darse un capricho: la última opción es destinar este dinero inesperado a adquirir el último gadget o una escapada.