Desde que la rentabilidad de los depósitos comenzó a bajar drasticamente, los expertos han posicionado a los fondos de inversión como la mejor alternativa. Sin embargo, un reciente estudio señala que 6 de cada 10 ahorros sigue prefiriendo las imposiciones a plazo fijo antes que los otros productos. Pero ¿quién es quién? ¿Cuál es la mejor opción? ¿Para qué perfil es más idóneo?
¿Cuál es la mejor opción para invertir ahora un fondo o un depósito?
Depende del riesgo y de la rentabilidad que se espere. Actualmente, con las rentabilidades anémicas de los depósitos a plazo fijo, sobre todo de los depósitos a largo plazo, las personas que quieran conseguir un interés mínimamente atractivo tendrán que empezar a plantearse nuevas formas de rentabilizar sus ahorros y los fondos pueden ser una de ellas.
Para elegir entre un producto u otro se debe tener en cuenta la liquidez, ya que en el caso de los depósitos, el consumidor puede recuperar el dinero antes del plazo acordado y tan solo tendría que hacer frente a una penalización que, en ningún caso, le haría recuperar menos dinero del inicialmente invertido. En cambio, en los fondos (ni tan siquiera en los garantizados) sucedería algo bien distinto: nada podría garantizar al usuario que perdiera dinero, ya que la cantidad que se le reembolsará dependerá de lo que valga el fondo en ese momento. Respecto de la protección: los depósitos están protegidos hasta 100.000 euros (por entidad y cliente) por el Fondo de Garantía de Depósitos, que además dispone de la misma protección en toda la Eurozona. En cambio, en los fondos, si su garante no hace frente a la garantía, nadie la cubrirá, o si hay un comportamiento fraudulento, no habrá ningún fondo de garantía que respalde la inversión.
Otro punto importante es la fiscalidad: en este caso, los fondos tienen ventaja. Su fiscalidad es más ventajosa, por ejemplo, porque se puede traspasar dinero entre fondos sin tributar, o porque solo se tributará por las ganancias de las participaciones rescatadas (no por todo el montante que se rescate). En los depósitos, el beneficio obtenido (en su totalidad) tributará en un rango que va del 19% al 23% lo que, para inversiones iguales, suele ser menos interesante.
Y por último, los gastos: más allá de la posible penalización por cancelación anticipada, los depósitos no tienen ningún otro gasto añadido. Cosa bien distinta sucede con los depósitos, que tienen diversos gastos. Entre los más comunes están, por ejemplo, la comisión de gestión (la que cobra la gestora por gestionar el capital invertido en el fondo, que tiene un máximo legal del 2,5%) y la comisión de depósito (la que cobran los depositarios por la custodia y administración del dinero).
¿Qué rentabilidad podemos conseguir para ahorradores conservadores?
En los fondos la rentabilidad es variable. A mayor riesgo, la rentabilidad suele ser mayor, mientras que cuanto más conservador es el fondo, la rentabilidad es menor. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las rentabilidades pasadas no garantizan las rentabilidades futuras y, en el caso de los fondos, por muy buena evolución que haya tenido el producto en los últimos años, su comportamiento puede cambiar y la rentabilidad reducirse o ser incluso negativa.
En los depósitos a plazo fijo, en cambio, las rentabilidades están garantizadas de antemano y se mantienen durante toda la vida del producto. Actualmente los depósitos españoles más rentables tienen un plazo reducido -son, básicamente, depósitos de bienvenida- y su remuneración se sitúa en torno al 2 % TAE (en estos momentos el depósito español de Tookam a 3 meses al 2,10 % TAE es el más rentable).
En el caso de los fondos de inversión, acabaron el primer semestre del año con una rentabilidad media del 1,82%, y su rentabilidad interanual fue del 2,40%. Lógicamente, las diferencias son muy acusadas en función del tipo de fondo del que hablemos.
A la hora de elegir un producto u otro, ¿qué debe tener en cuenta el ahorrador?
Antes de firmar, tenemos que sopesar la relación entre el riesgo y el retorno esperado. En el caso de un depósito, la relación es muy favorable para el ahorrador, porque por muy baja que sea la rentabilidad, el riesgo es casi nulo. En cambio, en un depósito, el riesgo es mayor, por lo que se espera una rentabilidad más alta.
Además del riesgo y el posible beneficio, es importante fijarse en aspectos como las comisiones y los gastos aparejados, y la disponibilidad del dinero. Y, en el caso de los fondos, el tipo de producto en que se invierte, el histórico y la volatilidad.
¿Cuáles son las ventajas e incovenientes de cada producto?
Las ventajas de un depósito son, ante todo, la seguridad, ya que incluso si el banco quebrase, los primeros 100.000 euros estarían cubiertos por el FGD. También la rentabilidad fija y garantizada, la disponibilidad del dinero y, por norma general, la ausencia de gastos. El inconveniente principal es que, actualmente, las rentabilidades son muy bajas.
En cuanto a los fondos, las principales ventajas son la posibilidad de conseguir una rentabilidad superior a la de un depósito y la de diversificar nuestra cartera. Las principales desventajas son el riesgo y la posibilidad de que la rentabilidad sea negativa, así como las comisiones asociadas.
Por otra parte, los fondos cuentan con la que ventaja de que las ganancias obtenidas no tributan hasta que la inversión se hace liquida. Así, el pago a Hacienda se puede aplazar indefinidamente, incluso haciendo un traspaso de fondos, por lo que el partícipe puede sacar más partido a su capital y generar más intereses. En cambio, en un depósito, en el momento en el que se liquidan los intereses se practica una retención a Hacienda por lo que un tanto por ciento de los intereses devengados desaparecen y dejan de rentar.
También se destaca que entre las desventajas sus gastos son mayores que los de los depósitos; la falta de liquidez (no tenemos la garantía de que vayamos a recuperar todo el dinero en cualquier momento) y no existe el respaldo de ningún fondo de garantía
¿Cuáles son los más competitivos del momento?
A corto plazo: el Depósito a 3 meses de Tookam al 2,10 % TAE, el Depósito Bienvenida de Openbank al 2 % TAE durante 3 meses y el Depósito Bienvenida de ING Direct al 1,90 % TAE a 3 meses.
A largo plazo: los depósitos de Banco Finantia Sofinloc con plazos que llegan hasta los 36 meses y rentabilidades que alcanzan el 1,85 % TAE desde 100.000 € o los Depósitos a 12 y 18 meses de Banco Pichincha al 1,60 % TAE para inversiones a partir de 50.000 €.